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Defendiendo la red eléctrica: las energías renovables en primera línea mientras los países invierten para fortalecer la seguridad energética
ideas clave.
La desglobalización y las tensiones geopolíticas están impulsando las inversiones de los países en seguridad energética, en el marco de los esfuerzos gubernamentales por reducir la dependencia de las importaciones de combustibles fósiles
Las energías renovables son un componente esencial de estas iniciativas; así, la energía eólica y la solar se están posicionando como la primera línea de defensa para reforzar la autonomía nacional
La transición hacia las energías limpias está generando nuevos puntos vulnerables en las cadenas de suministro, dado que China controla, en promedio, el 70% de las actividades de tratamiento de metales energéticos esenciales
Gobiernos y empresas están apostando por el reciclaje para asegurar las cadenas de suministro de metales esenciales y en tecnologías limpias innovadoras, como las baterías sin litio, que hacen innecesarios los minerales esenciales.
Desde hace más de dos siglos, la energía ha sido el motor del crecimiento económico.
Hasta hace poco, la mayor parte de esta energía se obtenía mediante un sencillo mecanismo: quemar cosas. Conforme hemos ido dejando atrás la madera para utilizar materiales con un acceso más complejo (pero con una mayor densidad energética)- como el carbón, el petróleo y el gas- nuestro suministro se sustenta de una extensa red de conducciones y rutas comerciales.
De ahí han surgido algunos vínculos inesperados. Por ejemplo, en 1997, apenas seis años después del final de la Guerra Fría, se completó el gasoducto Nord Stream 1, que conecta Alemania y Rusia a través del mar Báltico. En su punto álgido de actividad en 2021, Alemania estaba obteniendo el 55% de su gas natural de Rusia, además de la mayor parte de su carbón y petróleo. Al mismo tiempo, el conjunto de la UE también estaba comprando la mayor parte de su petróleo y gas a Rusia1.
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Actualmente, la desglobalización sigue su curso y el panorama geopolítico está cambiando, lo que ha provocado el deterioro de muchas de estas relaciones. Alemania y la UE han reducido de forma significativa sus importaciones de energía rusa y su objetivo es ponerles fin por completo para 20272; entretanto, la India ha recibido presiones del presidente estadounidense, Donald Trump, para seguir por el mismo camino3.
La pregunta que se hacen los inversores es qué reemplazará a estas rutas. ¿Los compradores simplemente encontrarán otros vendedores o estamos ante una transformación más profunda?
En Lombard Odier, creemos que el sistema energético mundial está experimentando una profunda transformación. Impulsados por el deseo de reforzar la seguridad nacional, muchos gobiernos están intentando no solo redirigir sus compras de energía, sino también asegurar su propio suministro interno. Desde China hasta Europa, pasando por la India y EE. UU., la independencia energética se considera cada vez más como la mejor forma de defensa frente a un orden geopolítico inestable y frágil.
Por toda Europa, las energías renovables están convirtiéndose en la primera línea de defensa para un bloque decidido a reforzar su autonomía energética
Renovables: la primera línea de defensa
A 45 km frente a las costas de Ostende, en Bélgica, se está erigiendo una construcción pionera a nivel mundial. Alzándose como una fortaleza contra el viento y las olas del mar del Norte, la isla energética artificial Princesa Isabel, cuya finalización está prevista para 2026, actuará como un centro de recogida de la electricidad generada por los parques eólicos marinos para distribuirla a la Europa continental. Esta isla también servirá como centro de interconexión para los países vecinos, lo que permitirá a Bélgica comerciar con energía renovable.
Con el tiempo, se espera que la isla Princesa Isabel sea una de muchas islas energéticas que podrían conectar docenas o incluso centenares de parques eólicos en el mar del Norte, lo que podría cubrir colectivamente hasta el 20% de la demanda eléctrica anual de toda la UE para 20504.
Por toda Europa, las energías renovables están convirtiéndose en la primera línea de defensa para un bloque decidido a reforzar su autonomía energética. A tenor de los ingentes recursos solares del sur (en los últimos años, Portugal ha tenido días en los que toda la demanda eléctrica se ha atendido con energías renovables5) y el enorme potencial eólico del norte, la UE ya obtiene alrededor del 45% de su electricidad de fuentes renovables6 y su objetivo es conseguir la misma cifra en todas las formas de energía (reemplazando numerosos casos en los que los combustibles fósiles son actualmente la forma de uso final) para 20307.
Otras grandes economías están adoptando un enfoque similar. Durante los próximos cinco años, se prevé que la India invierta más de 340.000 millones de USD en instalar suficiente capacidad de generación renovable para cubrir dos veces las necesidades eléctricas de todos los hogares, lo que representa aproximadamente la mitad de la generación eléctrica total del país8. En EE. UU., a pesar del discurso de fomento del petróleo (sustanciado en el famoso «drill, baby, drill»), se espera otro año de fuerte crecimiento de las renovables en 2025, de tal modo que la eólica, la solar, la geotérmica y la hidroeléctrica representan actualmente alrededor del 90% de la nueva capacidad eléctrica que incorpora el país cada año9.
Nadie puede equipararse a China mientras el país sigue afanado en convertirse en el primer «electroestado» del mundo y conseguir su objetivo declarado de independencia energética
Sin embargo, nadie puede equipararse a China. El gigante asiático, que ya cuenta con más del 40% de la capacidad total mundial de energías renovables10, invirtió otros 625.000 millones de dólares en proyectos de energías limpias solo en 202411, mientras el país sigue afanado en convertirse en el primer electroestado del mundo y conseguir su objetivo declarado de independencia energética.
Minerales críticos: ¿el nuevo petróleo?
Muchas voces en Occidente afirman que la supremacía de China en energías limpias ha generado una nueva forma de dependencia. Las turbinas eólicas, los paneles solares, las baterías y los millones de kilómetros de nuevos cables necesarios para llevar a cabo la transición hacia la electricidad sin emisiones de carbono dependen de los denominados «metales energéticos» y otros minerales esenciales, como el aluminio, el cobalto, el litio, el grafito y las tierras raras.
Actualmente, China es el país con más capacidad de tratamiento en 19 de los 20 minerales críticos más importantes, con una cuota media mundial de refino del 70%12, lo que otorga al presidente Xi y al Partido Comunista de China una poderosa herramienta geopolítica. A medida que los gobiernos abandonan el carbón, el petróleo y el gas, corren el riesgo de cambiar simplemente una dependencia por otra.
Según la herramienta de seguimiento de políticas de la Agencia Internacional de la Energía (IEA), la respuesta se ha materializado en 200 intervenciones normativas nacionales (la mitad de ellas ratificadas tan solo durante los últimos años) para reforzar las cadenas de suministro internas de minerales esenciales13.
A este respecto, cabe citar la creación por parte de Donald Trump de un Consejo Nacional de Supremacía Energética, que tratará el abastecimiento de minerales esenciales como un imperativo de seguridad nacional14; las respectivas Estrategias de Minerales Esenciales de Canadá y Australia; y la Ley sobre materias primas fundamentales de la UE, cuyo objetivo es reforzar la seguridad de la cadena de suministro garantizando que, para 2030, al menos el 10% de los minerales esenciales se extraiga dentro de las fronteras nacionales, que al menos el 40% se trate en la UE y que al menos el 25% se obtenga del reciclaje15.
El reciclaje de materiales apunta a un crecimiento rápido y generalizado... el tamaño del mercado de los minerales reciclados podría multiplicarse por cinco, hasta un total de 200.000 millones de USD para 2050
Las cadenas de suministro seguras crean nuevas oportunidades de crecimiento
Los esfuerzos que están realizándose en todo el mundo están acelerando el proceso de autorización de nuevas minas y también fomentando innovaciones orientadas a reducir la dependencia de los suministros procedentes del extranjero.
Por ejemplo, la start-up neozelandesa Mint Innovation ha desarrollado un proceso de reciclaje biológico que utiliza bacterias para extraer los metales deseados de los desechos electrónicos y empleando solo una parte de la energía que necesitan los métodos de reciclaje tradicionales. En esa línea, el gobierno británico ha financiado un proyecto de colaboración lanzado recientemente con Jaguar Land Rover para recuperar litio, níquel y cobalto de las baterías de coches eléctricos usados16. En Europa, la alemana BRAIN Biotech y el proyecto BioRecover financiado con fondos Horizon de la UE17 están trabajando para desarrollar soluciones similares a gran escala.
El reciclaje de materiales apunta a un crecimiento rápido y generalizado. La Agencia Internacional de la Energía pronostica que, a medida que aumente la demanda de minerales esenciales, el tamaño del mercado de minerales reciclados podría multiplicarse por cinco, hasta un total de 200.000 millones de USD para 2025, lo que reduciría hasta en un 40% las necesidades de nuevas actividades de extracción de algunos minerales.18
También están realizándose esfuerzos para evitar completamente los minerales esenciales, especialmente en la fabricación de baterías, imprescindibles para conseguir la capacidad de almacenaje a escala de red que se necesita para dar cobertura a los proyectos de energías renovables y la compra de vehículos eléctricos.
Las baterías actuales se fabrican usando litio y otros minerales procedentes de una única fuente dominante. La empresa sueca Altris también está desarrollando baterías de iones de sodio y ha recibido inversiones de grandes nombres, como Maersk Growth y Volvo20. Las baterías de Altris pueden fabricarse con una cadena de suministro enteramente nacional y dependen principalmente de materiales abundantes, como el hierro, la sal e incluso la madera21. BloombergNEF pronostica que las baterías de iones de sodio representarán el 15% del mercado de almacenamiento de energía para 2035, frente al 1% actual22.
Las grandes potencias del mundo están invirtiendo en autonomía energética y con ello están creando nuevos mercados de exportación que reemplazarán las redes actuales de combustibles fósiles
Seguridad nacional, potencial internacional
En un momento en el que están aumentando las tensiones mundiales y se afianzan las dinámicas multipolares, los inversores podrían abrazar fácilmente la idea de un mundo en el que los países se resguardan y las oportunidades de inversión disminuyen.
En Lombard Odier, creemos que así se pierde de vista la panorámica de conjunto. Entendemos que los cambios en el orden mundial simplemente traen consigo una redistribución de las oportunidades y que, a medida que los gobiernos toman medidas para proteger industrias estratégicas, veremos una oleada de nuevas inversiones tanto del sector público como del privado.
Las grandes potencias del mundo están invirtiendo en autonomía energética y con ello están creando nuevos mercados de exportación que reemplazarán las redes actuales de combustibles fósiles. Los exportadores de petróleo dominantes verán cómo merman sus ingresos, mientras que surgirán ganadores entre aquellos que ofrezcan las soluciones que ayuden a los países a fortalecer su suministro de energías renovables.
Ya sea en las nuevas tecnologías de baterías, en el reciclaje de metales, en los cables eléctricos de alta tensión en corriente continua (donde las empresas europeas son los fabricantes líderes mundiales) necesarios para el despliegue de las renovables o simplemente en la exportación de los excedentes de generación de energía renovable, la seguridad energética nacional dará lugar a nuevas oportunidades en todo el mundo.
Cuando la isla energética belga Princesa Isabel esté terminada, solitaria pero erguida entre las tormentas del mar del Norte, constituirá un potente símbolo del nuevo papel de las energías limpias en la primera línea de las inversiones de los países para reforzar su seguridad energética.
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